Cuando extrañas y duele

Escrito por: Vanessa
serendipity

A veces somos un poco de todo, mucho de algo y poco de nada. A veces duele ser tantas personas a la vez, poseerte de espíritus para enfrentar esa situación que requieren de un mood especial. Cansa. Estoy cansada. A veces siento el peso de mis propios roles sobre mis hombros y siento que me empujan a la cama, que caigo desplomada, que lo único que necesito es desconectar la cabeza del cuerpo, del alma. Porque a veces el alma también está cansada. Son días abrumadores, especialmente abrumadores recordando a la estrella más grande que tengo en el firmamento, mi abue que un día como hoy cerró los ojos para ir al lado de mi abuelo y en el camino dejar uno de los vacíos más grandes que tengo en el corazón. Hoy me duele un poco el corazón. Será que la extraño, serán los problemas, serán las responsabilidades y el calor de una ciudad que agobia por momentos. Será la maternidad y ese eterno contrato que tengo conmigo misma para ser la mejor mamá posible cuando a veces, aunque no me atreva a decirlo en voz alta por miedo a mis propias culpas, a veces, por ratos, me extraño a mi misma. La chica que fui, la mujer que se me fue de las manos para convertirme en otra persona. A veces me extraño como extraño estar en la playa sola, como extraño no pensar, tan solo bailar y dejarme ir. Tengo unas cuantas lágrimas detenidas en la garganta. Las quiero dejar salir pero no sé, no sé si saldrán tranquilas y en silencio o si me va a ganar un llanto de aquellos. Extraño a mi abue. A mi esposo de viaje, me extraño a mi. Pero ahora me tengo que ir, hay dos pequeños que necesitan a su mamá y luego, cuando estén dormidos, le diré a mi abue que baje un ratito para conversar. ¿Puede una estrella bajar del cielo así sin más? Espero que sí. escortnavi.com

(la foto de arriba la tomamos hace muchísimos años, antes si quiera de saber que esto sería lo iba a ser, el vestido es de mi mami, de cuando era young and wild free just like me :) )

 

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Comentarios

  1. Sofia Calvo

    Empatizo completamente en tus sentimientos mi querida Vane. Entre la pérdida y la multiplicidad de roles es imposible no sentir agobio y ganas de reencontrarse. Quizás es bueno un momento de pausa para reconectarse un momento y seguir haciendo funcionar la máquina. Y no hables de culpas de madre, que eres una increíble! (no se puede ser madre sin ser mujer) Un abrazo a la distancia

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  2. Claudia

    Hermoso del alma salen las palabras del corazón, creeme se vale sentir, se vale llorar y se vale decir stop por unos minutos es todo junto a la vez … lo comprendo perfectamente !!! Te mando un fuerte abrazo y seguro esa estrella especial bajará esas nunca fallan ….beso
    Claudia

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  3. erika

    La maternidad nos abruma, por que? porque hacernos cargo de alguien más, de sus lloros, sus reclamos, sus días malos, de una personita que nisiquiera sabe como expresarse, y sólo lo hace a través del llanto y la protesta duele. Pero por que, si la naturaleza nos programó, para ser madres! y es por que de niñas, no recibimos, muchas veces nada otras un poco, y otras no lo sufiente, por que? por que nuestros padres en su mayoría hacían lo mejor posible por nosotras, pero no le mejor. L asociedad dice “no se lo permitas!! tiene que obedecerte, tu sabes lo que es mejor para tu hijo/a, tiene que tener SUS deberes y responsabilidades, desde muy chiquito/a” Pero nadie se pone a pensar y que es lo que necesita mi hijo/a? y que hay de como se siente? primero ellos deben llenarse de mamá, totalmente no sólo de mimos y de caricias, sino de compañía, presencia, y mirada. Si no sus necesidades emocionales y físicas van quedando relegadas y reprimidas, por que a mamá no le gusta, no le parece, no está bien para ella, lo mismo que a papá y la sociedad… y luego toooodas esas necesidades reprimidas, y relegadas cobran factura de adultos cuando somos padres y madres, sobre todo. ” carajo, ven aqui, y has lo que te digo y se acabó” “y lo hago por tu bien” pues ahi,nos vemos, con una maternidad que nos abruma, por que nuestra niña interna no recibió suficiente, por que no se pone todavía al día, por más que nos queramos hacer las muy adultas. porque nuestra niña interior pide y nuestros hijos piden, y nos abruma, y nos sentimos tristes, nos deprimimos, nos extrañamos. Para ser mejores madres, tenemos que comprender que nos pasó en la infancia, que no recibimos, y empezar a darnos hoy, para no extrañar los días en que nadie dependía de nosotros y recordar que la maternidad, la quisimos y la pedimos nosotras y de nosotras depende la clase de madres y padres que serán nuestros hijos. Si respetamos, y atendemos sus necesidades, ellos no tendrán pedidos desplazados de adultos, y podrán simplemente dar, sin que duela. Yvonne Laborda.

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  4. Gabriela

    Vane, a mis 25 años y sin hijos ni esposo, me siento bastante identificada con tu post! Al margen de la familia, es increíble como los años pasan y la adultez con todas sus responsabilidades, poco a poco nos va cambiando en otra persona. Con la misma escencia, pero otra persona al final. Yo también, muchas veces, me pregunto dónde se está yendo esa chica que antes era y cómo fue que me convertí en una maniaca del trabajo, el café y las ganas de querer hacer más dinero. A veces es necesario irnos un rato, alejarnos de todo y dejarnos ser. No sientas culpa por lo que admites, yo creo que es muy natural ¡Un abrazo!

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  5. Katia

    Justo hoy venían las mismas ideas en mi cabeza, en que momento pasé de disfrutar una tarde en la playa sola ha estar a oscuras en un cuarto y en silencio por temor a que se despierte una bendición que no llegó por decisión propia. Mis días de libertad terminaron y ese sentimiento abruma y mucho, al principio me sentía culpable por pensar así, luego comprendí que no tengo que luchar con ellos, solo dejarlos ir y que poco a poco mi nueva vida ira venciendo a la anterior y llegará un punto en que tendré mi equilibrio nuevamente. Darle paso a mis emociones, reconocerlas y aprender de ellas. Muy identificada con tu post.

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  6. Brenda

    Querida Vane muchas veces me he sentido como tú. He perdido también familiares muy amados, en mi caso en batallas feroces contra el cáncer. Soy madre de dos niños, uno de doce y una de seis. Vivo y trabajo en una ciudad donde no tengo familia y no tengo muchos amigos. Hay algo que sí tengo, mi esposito es muy bueno, procura ayudarme en todo, pero por alguna razón, a veces se juntan todas las responsabilidades sobre mis hombros y cómo pesa! Cuando eso sucede, trato de no mirar mucho al dolor del pasado, pienso en mi papi y mi hermano ya fallecidos y los imagino felices gozando de Dios y su presencia, descansando en paz. Me pongo a orar y le dejó todo ese peso al Señor, Él es quien dijo «venid a mi los que estén trabajados y cansados y yo los haré descansar». En mi caso, mi fe me ayuda mucho a lidear con problemas de depresión (exceso de pasado), estrés (exceso de presente) y ansiedad (exceso de futuro). Te comparto una anécdota muy hermosa: Hace tiempo, cuando mi hijito a penas tenía 3 años, estábamos ambos sentados en el auto y de pronto el silencio de ese momento, me dejó pensativa y triste. Mi pequeño siempre ha sido sensible conmigo y me preguntó con voz muy suave: mamita, por qué estás triste?; sin tratar de disfrazar mis sentimientos, le dije: Me siento muy sola; él puso su mano sobre mi mejilla y mirándome a los ojos dijo: Tú no estás sola, Jesús está contigo. Sus palabras me conmovieron y asombraron. Un niño tan pequeño, tenía más fe y más respuestas que yo. Me dijo una gran verdad, aunque aparentemente parecemos estar solos, Jesús siempre está, aún en medio de nuestra aparente soledad y desea ayudarnos a llevar nuestras cargas. Ánimo Vane!!! sigue adelante, acércate más a Jesús, que Él siempre estará contigo y siempre te ayudará

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