Olé!: Balenciaga – Nicolas Ghesquiere. Paris Fashion Week SS2013

WOW. No tengo otra forma de describir la colección que Ghesquiere nos regaló – porque fue un regalo – esta temporada. Hablamos de curvas y femineidad. Nicolas las puso en la pasarela de una manera en la que gritaban ¡Sensualidad! Hace mucho no se veía una forma tan armoniosa, sutil, recatada y todavía delicada de sensualidad.

Las minifaldas pañuelo y cortes asimétricos no dejaban mucho a la imaginación pero sí a la interpretación, y es que es la manera más elegante de sexualidad: insinuar sin proponer. Las rajas en los faldones eran una oda a las piernas haciéndolas interminables y las ondas que formaban estructuras en la base y a lo largo, tenían la esencia, la verdadera esencia, del género femenino. Era la mejor representación del mar y su danza vaivén de seducción.

La casa española es una de las más importante y representativas de la industria y, en sus propias palabras, Ghesquiere nos hace saber que trata de regresar a la esencia del estilo de la firma, revitalizar y fortalecer sus raíces. No es en vano que las rajas altas y las ondas en péplums y faldones nos dan la idea de los bobos del flamenco. Nada más español que el flamenco. Para reforzar el sello, los zapatos son una interpretación de los que se utilizan en la tradicional danza, como si los hubieran puesto sobre un bloque.

“Pensé que sería interesante jugar con el contraste entre el cubismo y la rigidez arquitectónica de Balenciaga. Y con la mitología, antiguedad y movimiento.”

Los pantalones clásicos de Nicolas siguen presentes; sin embargo, esta vez van acompañados de unos nada recatados tops con escote corazón. Tops que envuelven al torso como una especie de vendas y que tienen una onda algo cincuentera. Para volverse loco.

Crops, strapless y escotes no dejaban de mostrar piel, piel y más piel. Cada corte es preciso, como trazado por regla y escuadra, elementos básicos del estilo arquitectónico de la casa de Balenciaga. Así mismo blusas en guipur con cuellos rígidos, dominantes y masculinos. Clásicos.

Se busca dar textura. Y si hablamos de textura obviamente tiene que estar presente el tweed. Lo interesante de este tweed es que tiene una orientación especial; algunos tenían la abstracción y el color cubista, otros parecían una imagen mal sintonizada. Blanco y negro dominando el desorden que posteriormente tomaría la forma de ramas, lo que Ghesquiere se refiere como “invadiendo la naturaleza.”

Para cerrar, el diseñador envió una serie de vestidos que dieron un giro interesante a lo provocador de los primeros looks. Aunque algunos presentan escotes profundos, tienen un aire más puro. Los estampados en los minivestidos sobrepasan la tela apoderándose de ella, ganando textura de arriba hacia abajo, convirtiéndose en brocados o rematando con guipur.

Amor a primera vista?

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