Moroshhhhhha

Y a puertas del verano, como para no matar mi pelo y con él parte del encanto de los días soleados, me cambié el color por un sexy moroshhhhhhho, confiada en que con las lavadas florezcan los rayitos escondidos de todos estos meses. No fue obra de un hada madrino, si no de Victor, mi nuevo estilista de cabecera. Regio.

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